Txux Bodegas le dijo a Jesús Panadero que no era posible. Que la infancia es, como la vida o el tiempo, de cada cual. Que allá cada quien con sus recuerdos. Jesús porfiaba, pero Txux se mantuvo inflexible hasta forzar la solución de compromiso: sólo dejar marcas para que cada uno recorra la linde que su memoria determine.
La entrega de Por caminos raros que hoy nos presentan, por eso, ni fija verdades ni moviliza evidencias: se atiene a la pluralidad desbordante de la tierra y del fuego. Y a la del agua, que apaga o riega. Porque, claro es para ambos, la infancia no es un juego.