Hay caminos más difíciles que otros. Caminos que cuestan. De cuya existencia se sabe pero cuyo recorrido nos hurta la sospecha de procelosa compañía. Txux Bodegas y Jesús Panadero quieren hoy trazar la aproximación, a carboncillo, de uno de ellos. De uno que es, más que raro, terrible. Porque antes siquiera de empezar a recorrerlo, quien lo hace, ha conocido lo invivible o sus secuencias.
No son caminos por donde un amigo se vaya. Más bien aquellos por donde uno mismo se marcha, por donde parte sin querer regreso alguno, deseando, acaso, que haya alguien que en él piense.
¿Mapas? Ninguno. ¿Indicaciones? Olvídate de cuanto hayas oído. Un solo deseo: que mires dentro y, si puedes, descanses en la mayor paz posible.